Los gamberros andan a sus anchas y sueltos por Manacor. Los sinvergüenzas y descarados viven felices en una ciudad donde se les deja hacer de todo. Los vándalos están encantados en la Sodoma y Gomorra mallorquina. Y luego están los pinta paredes y fachadas, cuanto más perjudiquen mejor.

Les da igual que el inmueble sea edificio protegido, patrimonio arquitectónico y artístico, paredes públicas de todos, que privadas, les da igual, se mean y se cagan en todo y si les llaman la atención estas en peligro, te señalan y si pueden te roban la bicicleta, te pinchan las rueda del vehículo, te rompen una luna del coche, e incluso amenazan a tu familia. Así son esos indeseables.

No se conforman con romper el mobiliario de todos, cargarse una señal a patadas, o romper 15 espejos retrovisores en una sola tacada. Su última fechoría pintar la fachada protegida del Molí d'en Fraret, sin arte alguno, con las bobadas de siempre.

Saben que es muy difícil limpiar en esas paredes, mejor que se jodan. Así piensan, por eso es imposible que el interés general funcione. Los desalmados no creen en nada se divierten haciendo daño, perjudicando. Quién le pone el cascabel a este asunto, es hora de tomarse en serio a esta gentuza.