Editorial: Me asomo al balcón y la lluvia no me deja ver el horizonte, se ceba la tormenta en Manacor y asustan los truenos y relámpagos. Lleva tiempo la naturaleza extraña, no hay manera que llueva bien, pausada, silenciosa, acariciante. Se pone negro el cielo y descarga sin conocimiento, en tan solo diez minutos once litros por metro cuadrado. Menos mal que el viento se la llevó hacía el mar. Luego unos minutos más sin la fuerza del inicio como perdonando aquel 9 de octubre donde arrasó en el Llevant y se nos llevó de la vida a trece personas.

Horas antes los helicópteros y las patrullas de Emergencias, Bomberos y Policía se acercaban a Cala Varques en Manacor para rescatar a un herido. Dice en su cortas crónica el rotativo decano del Última Hora. Los bombers de Mallorca, junto con la Policía Local y el 061, y bajo la dirección de la Guardia Civil, han llevado a cabo en la tarde del sábado 11 de octubre un laborioso rescate en Cala Varques, Manacor. El helicóptero ‘Cuco’ de la Benemérita tuvo que evacuar por aire a la víctima, debido a lo complicado del terreno, y la trasladó hasta un hospital de Palma con pronóstico reservado.

El Ayuntamiento de Manacor puso un gran cartel en la zona de los acantilados advirtiendo que era muy peligroso el lugar y sobre todo hacer deporte en ese territorio. Todas las reflexiones son ineficaces. No hay año que no tenga que venir el El helicóptero ‘Cuco’ de la Benemérita para resolver algún incidente grave en Cala Varques. El grupo había realizado una excursión desde playa Romántica y aprovechando los maravillosos acantilados los más temerarios hicieron de las suyas. Si se incumple la Ley y la Ordenanzas habría que cargar los gastos a los infractores. Supongo, porque cada día salen más defensores de lo imprudente y el desmadre.

Amanece engañoso este domingo del 11 de octubre de 2020, los hombres y mujeres del tiempo anuncian en todas las cadenas de TV y Radio lluvias copiosas a media mañana y aguaceros por todo Mallorca. Sin embargo el cielo está claro y hasta luce el sol. Vuelan alrededor de la iglesia dels Dolors bajos los vencejos y las golondrinas anunciando que no nos fiemos que la lluvia vendrá de nuevo a nuestros tejados y casas. Se ha limpiado el ambiente, las calles y plazas, aceras, ojala también se ha llevado a ese virus que llegó de China, no sabemos con que intenciones.

Quiero desvelar que hace días no doy datos de la pandemia, ni infectados, muertos, contagios, gente en casa de cuarentena, brotes, porcentajes. Me he vuelto un desconfiado. Prefiero no informar que engañar. He buscado durante meses información en atención primaria, doctores, Govern, Sanidad, científicos, Gobierno. No salen las cuentas, nada cuadra. Hay días que hacen los datos a ojo de buen cubero, por estadística. Carecen de los rastreadores óptimos. Están desbordados. El papel no lo aguanta todo. No me fio de la clase política, no están a la altura. Me han hecho llorar muchas horas, a la porra con sus mentiras.

Lo que es más grave es que el 10% al menos de los infectados que deben estar en cuarentena en sus casas, no lo hacen y salen de sus viviendas tan panchos, unos porque no son solidarios y otros porque tienen que ir a trabajar si o si, de ellos depende su familia. No han solucionado el tema y ellos/as infectan a otros muchos, aquí hay una parte del problema. Como en según que Reinos de Taifas el ejército molesta, pues lo dejamos en manos de otros agentes, quienes están desbordados y cuentan con plantillas insuficientes. Ni saben ni quieren, este problema debe dejarse en manos de los profesionales, ustedes a lo suyo, las palabras huecas y las promesas vacías. No estoy enfadado, la realidad es tozuda y hay que contarla. Rafael Gabaldón San Miguel.