Editorial: Los precios de la energía (luz diaria de los hogares y las empresas), los combustibles, el IPC, están subiendo hasta el cielo, no es asumible para la economía familiar, comercial, empresarial e industrial. Todo junto afecta al precio elevado de la bolsa de la compra con aumentos que van entre el 14% y el 30%. Así no podemos seguir ni un día más. Todos los partidos del Parlamento nacional deben cerrarse en el hemiciclo y hasta que no lleguen a medidas que den solución a esta sangría, no deben salir de sus puestos, que les lleven la comida y les habiliten habitaciones y camas, hay espacio suficiente.

Economistas consultados por este diario digital confirman que los presupuestos de 2022 están muy mal hechos, se basan en supuestos que no existen ni son posibles. No coincide en nada los pretendidos ingresos, y más alejado los gastos. Todo es ingeniería financiera supuesta. Lo ha denunciado el Banco de España, el BBVA, el nada sospechoso Banco Santander, el Fondo Monetario Internacional. Lo advierten los especialistas de 8 países de Europa. Los hombres y mujeres de negro ya han llegado a la España de las comunidades autónomas, al Reino de Taifas. Lo nunca visto, la tozudez se instala en la macroeconomía hasta extremos de completa negación. Nadie lo entiende.

La Ministra de Hacienda asegura que los presupuestos de la izquierda son preciosos. Todo se publicita con envoltorio de paraíso terrenal. Que los huevos hayan subido entorno al 20% de media, al igual que los carburantes, no es broma, ni puede anunciarse sobre una fotografía de margaritas. Los políticos que se han subido el sueldo en época de miseria y aprietos notan muy poco lo que ocurre en la calle, donde miles de hogares las pasan canutas para llegar a final de mes y han comenzado a comprar todo lo que menos vale, abandonando la dieta mediterránea. Es un milagro comer y no estar asistido por las ONGs. Mientras, con un Gobierno de PSOE y PODEMOS, los ricos son cada vez más ricos y la clase media está en la cuerda floja.

He recibido una carta de una persona de edad de la comarca del Llevant y me asegura que con su pensión miserable comen ellos, un hijo y su familia y dos nietos. Aspiran a ingresar 250 euros para vivienda y 400 euros para cultura, y equilibrar un poco los meses más tristes. Gracias al huerto urbano del Ayuntamiento lleva a su casa tomates, cebollas, pimientos, melones, berenjenas, patatas.

Les darán el Premio Novel de Economía porque con 1.297 euros sacan adelante a dos familias y alguno más. Hace años que no han pisado un restaurante, ni de menú, ni plato del día. Los invitaron a una boda y no pudieron ir porque no han comprado ropa hace 5 años y agradecen a Cáritas y Cruz Roja tanta amabilidad. Les dijeron que no importaba regalo, no les llega ni para transporte. Y no son los que están peores del pueblo, hay muchos que malviven peor que ellos/as.

Les digo si les ha subido mucho la factura de la luz, me dicen que pagan el mínimo porque no emplean luz eléctrica. Se duchan con agua fría, los platos a mano, mantas para ver la tele y dormir. Se van a la cama con el atardecer y se levantan con el sol. Aseguran que no cuenten con ellos nunca más, que no volverán a votar, a ninguno, que todos son unos mentirosos. Después de 49 años trabajando y con tan solo una semana de baja, ahora tiene que depender de la solidaridad, quitarse la mayoría de necesidades de la boca y el cuerpo.

Se murió su madre y la han enterrado en una fosa común de pobres de solemnidad, porque son incapaces de ahorrar 3.200 euros que les costaba un entierro. Que están jodidos, broma ninguna. Cuando escuchan que se ponen asesores habiendo 3 millones de funcionarios, no entienden nada. Dice ella que cuando oye que nadie se quedará atrás, entonces piensan que no existen, por eso su voto tampoco.