Editorial: Surgen polémicas continuas en el país de Pepe Gotera y Otilio, y los Reinos de Taifas, los estadistas y el Ejecutivo se dan de bruces cada día con la realidad, la gestión hace aguas por todos los rincones. Yo me pregunto, porqué los políticos que nos gobiernan no hacen caso a los 1.000 asesores que tienen, y si son prescindibles porque sus informes no se tienen en cuenta, porque se les paga una media de 130.000 euros al año por sus servicios. A que jugamos en esta república bananera en la que nos hemos convertido. Cada acción del Consejo de Ministros crea una alarma social de consecuencias estratosféricas. Quienes son voces autorizadas se ponen las manos en la cabeza, y opinan que hay que decir basta. Un país y su gestión no es un juego. Hay poco rigor en las nuevas leyes, las cuales cada día entran en mayores confusiones. Ya está bien de vivir en el regate corto y de cara a la galería y la cuadrilla. El pesebre abundante es mal consejero para quienes no tienen los suficientes cimientos. Dicen las mejores cabezas de este país que llevaba razón Alfonso Guerra, no te conozco España, te han convertido en un adefesio.

Es hora de prescindir de Cataluña y Euskadi, que con su pan se lo guisen y lo coman. Ya está bien de ventajistas y dictadores que extorsionan por cada voto. Lo hicieron con Suárez, González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Sánchez, con todos y cada uno. Tener 35 o más escaños en el Congreso de los diputados asegurados, cuando el PP y el PSOE son las eternas dos Españas sin posibilidad de cerrar las heridas, es jugar a la ruleta rusa cada legislatura. Ellos lo saben Junqueras, Puigdemont, PNV, ETA, y sin complejos lo dicen, si España necesita de nuestros votos hay que pasar por caja cada vez. Una frontera que debe sumarse al Cupo Vasco y al despilfarro del independentismo catalán que gastan sin límite del fondo de compensación autonómico. Decía un ministro socialista que fue presidente de comunidad autónoma y pariente político del cantante Rafael, que los nacionalistas quieren comer dos platos cada día y nada les importa si el resto se mueren de hambre. Son insaciables aseguran quienes negocian con ellos. Por eso es hora de que vivan de su trabajo y se paguen sus gastos de sus ingresos propios, procedente del sudor de su frente. Todo claro.

Si España se descuelga de Cataluña y Euskadi, pronto los extremeños mejorarán sus comunicaciones, la mayoría de comunidades autónomas resultantes mejorarán el producto interior bruto, habrá alta velocidad de tren hasta en Baleares, se dispondrán de 40.000 millones más, dinero que corresponde al peaje extra que se cobran los nacionalistas e independentistas. Se podrá tener en el Congreso muchos menos diputados y en el Senado lo mismo. Podrán promulgarse leyes para todos iguales de carácter nacional. Los ciudadanos serán libres para hablar todos los idiomas que estimen conveniente sin llegar a la actual Torre de Babel. Sin Cataluña y Euskadi en España recuperaremos Galicia, Navarra, País Valenciano, Baleares, Ceuta y Melilla. Se terminaron los complejos con el exterior y sus países estratégicos. Sin Colau en el panorama político, hasta se recuperarían los últimos suspiros del comunismo en clave democrática. Está claro que cuando un hijo o hija quiere volar del nido, no hay que impedírselo, tarde o temprano se elevará en los cielos para tener el paisaje a sus pies. Tendrá, eso si, que esquivar él solo a todos los depredadores que les acechan. Se terminaron los colchones y la sopa boba.

Es tontería empeñarse en convencer a quienes han decidido no integrarse. Y como existe el Turismo y Europa, podremos ir a degustar la gran gastronomía del País Vasco, sus caserios, turismo rural, la Concha, la ria de Bilbao y el pequeño París que es Vitoria. Hasta podremos ir a los restaurantes de grandes maestros de la cocina y disfrutar de Laguardia en la Rioja Alavesa. Y si hace mucho viento podremos aterrizar en aeropuertos más seguros que el de Bilbao. Con nuestra moneda el euro y nuestro DNI llegaremos a Barcelona para ver colocado el último detalle en la Sagrada Familia y recorreremos las ramblas. Oleremos la fruta magnífica de Lleida y disfrutaremos las playas y el litoral de Joan Manuel Serrat. Y esos embutidos cercanos a la Costa Brava. Euskadi y Cataluña son de varios millones de habitantes, que no piensen los 100 políticos oportunistas que estas tierras les pertenecen. Como dice Augusto Pedro Sánchez, heredé una situación muy mala en Catalunya, no majo, la izquierda no hereda, como hacen los reyes, eso solo pasa en las dictaduras. Rafael Gabaldón San Miguel.