Editorial: Escucho a Alex Ubago y a Enrique Iglesias, canciones que ha llovido y nevado bastante. Nunca te olvidaré, es un poema maravilloso. Decía Pessoa, “los que sufren de verdad no andan en grupos, no forman colectivos, el que sufre, lo hace a solas”. Por eso es importante no convertirse en un solitario empedernido, apostar por la armonía ciudadana, las tradiciones compartidas, la socialización humana, me quedo con ello, aunque sea necesario, a ratos, apartarse del barullo y del tumulto, por higiene psicológica. Hoy he tocado la nieve de las altas montañas de Mallorca, limpia, blanca, transparente, ver como se llenan los embalses es un gran alivio, saludable. Como decía Chopenhauer, “los hombres vulgares solo piensan como pasar el tiempo, un hombre inteligente que se precie procura aprovecharlo”. Son los genios, las referencias, te hacen fijarte en notas que debemos ponerlas en práctica, porque ellos y ellas era sabias, geniales, inteligentes, reflexivas. Como aquella frase de Anatole France, “Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia”.

Así de claro amigos y amigas, no lo pienses, ama, ríe, vive, perdona, disfruta la vida a tope,, sé feliz, porque el tiempo pasa y las oportunidades se van. Decían antaño, día que pasa no vuelve y cada vez quedan menos, lo hacían sin acritud, ni en mayúsculas, era puro realismo. Pronto llegará el 14 de febrero, Día de los Enamorados, se puede querer a personas, a la naturaleza, a tantas cosas, que ese día es una flor que se abre ante tus narices y te manda un gran aroma. Te voy a escribir la canción más bonita del mundo decía La Oreja de Van Gogh y su gran cantante. Armonía, luz, sentimientos, todo servido en bandeja. Con este frío y delante de la chimenea el fuego colorea la vida con la mejor esencia. La mejor de las suertes, un domingo precioso que no hay sirenas ni timbres. Cuando donas sangre brilla esa buena acción en un mundo salvaje, y entonces piensas que merece la pena hablar de solidaridad, abrazar a los voluntarios. Son sentimientos que desbordan humanidades, como hace el cocinero/a un exquisito plato para que otros/as lo degusten. Es la magia del trabajo bien hecho. La amistad es un gran amor, una sonrisa constante. Quiero seguir viviendo en un país libre, aborrezco y odio la pérdida de la libertad, no lo soporto. A otro esclavo con ese hueso.

Nos dimos en 1978 una nueva oportunidad, se votó una constitución y se puso encima de la mesa el cartel de la reconciliación. Todos y todas cedieron un mucho y se hizo una carta magna de obligado cumplimiento. Me quedo con eso, sobre esos cimientos y supuestos, desde ese espíritu e inspiración. No quiero más sorpresas, la subjetividad es mala consejera para el interés general. Esa es la historia presente y el futuro, todo lo demás es egoísmo, fatalidad, enfrentamientos, salvajismos, intolerancia, tiranía. Conozco muchos ejemplos en Rusia, China, Cuba, Venezuela, Nicaragua, allí amigos míos lloran su drama hasta la muerte.

Así de claro, sin mangas, sin trampas. Cada uno con su sudor y dolor, fuera los ventajistas, los charlatanes, los mentirosos continuos. Por esos valores me levantaré hasta perder la última gota de mi sangre, sin reservas, ni cobardía. Un trabajador, un empresario, un autónomo, un artista, una persona, sin libertad, todo terminó. No puede ser que los dedos ejecutores marquen cruces a quienes piensan diferente, hasta donde vamos a llegar. Hace 45 años se dio un golpe encima de la mesa, se olvidó la dictadura y llegó la Ley en Mayúsculas y su Imperio, igual para todos y todas. Ya está bien de extremismos, radicalismos, querer más parte de la tarta, viciar el reparto. Borremos las lágrimas, las prisiones, el dolor, la violencia, la manipulación, la dictadura, y caminemos por la senda del 1978, con sus defectos y sus virtudes. Rafael Gabaldón San Miguel.